Afortunadamente no se equivoca quien toma como cierto que la marea siempre vuelve, vuelve y recoje el barco encallado que desea pacientemente volver a navegar. Y lo toma, lo impulsa y lo lleva a nuevos destinos, nuevos parajes, impresionantes, sorprendentes y desafiantes.
Así es la Gracia Divina, aquella en la que creo que nos ha sostenido durante este año y que nos conducirá a ver grandes maravillas en este 2011, un regalo de Su mano.
Y el reto es grande pues no solo se trata de aprovechar el impulso para un cambio superficial, para una mano de pintura barata sobre el metal oxidado, se trata de profundizar, de limpiar, raspar y pulir, para sacarle el brillo del que es posible nuestra persona.
Esos son los cambios que nos permiten lograr cosas nuevas, mediante actitudes, criterios y acciones nuevas. Para todos los que hemos visto el horizonte de las posibilidades abrirse ante nuestros ojos, es una tarea impostergable y gratificante.
Aprovecho para hacer memoria y recordar con gratitud a quiénes conmigo compartieron una sonrisa, una lágrima, un sueño, un momento en la vida y dejaron su huella en mí durante este año, les deseo a todos y cada uno que aprovechen cada dia, cada minuto y encuentren en este nuevo impulso, nuevos sueños, nuevas actitudes y nuevos objetivos.
Este es mi deseo para todos en este fin del 2010 y entrada del 2011. Un abrazo.
viernes, 24 de diciembre de 2010
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